Comunicación

Hormonas sexuales. Efectos en la formación de los jóvenes y alteraciones

11 | 03 | 2021

La catedrática en bioquímica y doctora en ciencias biológicas, además de miembro del Comité Español de Bioética, Natalia López Moratalla, ha explicado el desarrollo de las hormonas sexuales
La Fundación Valenciana de Estudios Avanzados junto con el CEU San Pablo organizan una jornada sobre las hormonas sexuales y los efectos en el cerebro joven
López Moratalla participa on line en la jornada organizada entre FVEA y CEU San Pablo

La emergencia hormonal que se vive en estos momentos de pandemia ha afectado a muchos adolescentes y jóvenes a partir de los 11 y 12 años en las niñas y entre los 13 o 14 años en los niños, según afirman los expertos consultados durante la jornada dedicada a las “Hormonas sexuales: efectos en el cerebro joven y alteraciones”.La catedrática de bioquímica y doctora en ciencias biológicas, Natalia López Moratalla ha participado on line en esta jornada organizada entre la FVEA y la Universidad CEU San Pablo.La doctora Moratalla, de la Universidad de Navarra, ha hablado sobre la importancia de las hormonas sexuales en el desarrollo del cerebro como un aspecto fundamental del conocimiento, sobre todo “por la enorme emergencia hormonal que se vive en estos momentos de confinamientos”. 

Junto a ella, otros participantes como el profesor de la Universidad del CEU San Pablo, Jose Manuel Genovés han contado cómo «el cerebro en el niño está muy conectado y en la pubertad se produce la llamada poda sináptica, donde el cerebro selecciona los circuitos mas eficaces, pierde en conectividad pero gana en eficiencia por lo que es un periodo trascendental en su formación”. Según Genovés, “como el cerebro de un adulto es mucho menos creativo que el del un niño, pero es más eficaz para las tareas que han sido seleccionadas y modificar esa poda, el cambiar ese desarrollo puede tener consecuencias trascendentales”.

Para el representante de la universidad privada, “el educador tiene que entender que existe una diversidad frente a un igualitarismo hay que entender que la niña y el niño aprenden distinto y reaccionan de forma distinta, no mejor ni peor, por lo que una educación integrada no excluye una educación diferenciada, de igual manera que un buen educador potencia las fortalezas individuales de cada niño y suple las carencias de forma individual de uno, un buen educador – ha enfatizado- tiene que ser consciente de las diferencias que supone una psicología femenina y una forma de adquirir conocimiento en la niña, diferente en el niño. Son diferentes y, por tanto, complementarios y, por eso mismo, mejores en conjunto. La diferencia nos hace mejores”, ha finalizado.